Si esta imagen captó poderosamente tu atención, seguramente has estado o estás pasando por esa disyuntiva. Además, existe una probabilidad de un 85% que seas mujer, eres joven, pero no tanto. Ingresaste al mundo laboral con un montón de ilusiones y expectativas. Te esforzaste para estar a la altura de tus sueños. Podemos decir que te caracterizas por la responsabilidad con la que haces tus labores, por la lealtad para con tus colegas y organización en la que te desempeñas. Se te admira por contar con una amplia capacidad de trabajo y por tu tolerancia para soportar la presión y elevadas cargas laborales. Si le preguntamos por ti a quienes te acompañan en tu jornada laboral, de seguro te definirían como una persona muy amable, de buenos modales, respetuosa y muy capaz. Sin embargo, poco dirían respecto a que te dejan las tareas más delicadas y que en buen chileno; “te cargan la mata”, porque tu jefatura sabe que eres su empleada(o) más capaz y más cumplidora(o) y que mientras los colegas disfrutan de un buen pasar con menos responsabilidades y tareas por hacer, tú te las llevas para la casa pues el tiempo en el trabajo no alcanza y tu familia se resiente pues ya no estás con ellos como antes y te ven mal, sin vida, se compadecen de ti. Al mismo tiempo, poco dirían respecto a tu cansancio en ciernes y ese resentimiento que se va incubando dentro tuyo conforme va pasando el tiempo, pero si notas que va cambiando tu ánimo y tu apacible carácter habitual. De hecho, casi sin notarlo comienzas a tener tus primeros exabruptos en el trabajo, respondiendo mal a alguno de tus colegas por ejemplo. También, despotricas contra ellos y la jefatura, siempre en privado, con gente de tu confianza y comparas tu trabajo con el de tus amistades, como para saber que no estás tan sola(o) en esto y que a otros también les pasa, pero… no les pasa!!.
Y de repente, miras hacia atrás y ya han pasado años, has concluido que ese montón de ilusiones y expectativas no se cumplieron. Te percataste que esa licencia médica que forzosamente te obligaste a tomar, pues los dolores de cabeza y en la espalda se hicieron insoportables, te aliviaron momentáneamente, pero que no generaron el cambio que realmente necesitabas. Y lo que es peor aún, te das cuenta que no puedes renunciar a ese trabajo que te está consumiendo.
¿Qué puede estar pasándote que no puedes renunciar?
¿Qué más evidencia necesitas para optar a un cambio?
¿Por qué continuamente buscas que el medio laboral recompense tus sacrificios?
¿Qué ideas sustentan tu necesidad de mantenerte ahí? O por el contrario: ¿cuál sería tu mayor miedo en el caso que te vayas de ahí?
¿Qué características distintivas de tu forma de ser te hacen susceptible a ser y padecer lo que se menciona en este relato?
Si esta imagen captó poderosamente tu atención, entonces este relato te hizo sentido y probablemente te encuentres con un “nudo” que no te permite avanzar y resolver tu situación. Permíteme expresarte que requieres de ayuda externa y profesional, no dudes ni pierdas un segundo más de tu valioso tiempo.
Ya es hora de cumplir tus ilusiones.
By DMC.