¿Es la ciudad una representación de la Salud Mental de sus habitantes?

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Me es imposible soslayar, la cantidad de edificios abandonados a su suerte en pretéritos codiciados terrenos del centro de la ciudad. Al mismo tiempo, contemplo cómo la mayoría de las personas pasan impávidas por dichos lugares, como si nada pasara en su entorno.  La realidad es que a partir del terremoto del 2010 y luego a modo de remate, el estallido antisocial más la pandemia, hizo sucumbir a otrora importantes puntos de reunión del mundo civil. El lector de esta nota podrá aducir que estos vestigios permanecen así por la burocracia en cuanto a los trámites y permisos, por la crisis económica, política y social, por la digitalización de los servicios, entre otras posibles causas. No obstante lo anterior, me asalta la duda si más allá de las excusas, el estado de deterioro actual de la ciudad… ¿no responde más bien al estado mental de sus habitantes? Es bien sabido y documentado que la economía incide en gran parte en la conformación de las urbes, también está bien estudiado cómo el entorno físico afecta psicológicamente a sus habitantes. Lo que estoy planteando va un paso más allá… ¿Es la ciudad el reflejo de nuestro mundo interno?

A modo de ejemplo; es cómo si en el pasado terremoto se le hubiese caído una parte de la pandereta de su casa que colinda con el vecino y que lejos de tratar de arreglarla, la deja así, caída… por 11 años. Usted podría argumentar que no llegaron a acuerdo económico con el vecino, pero perfectamente se podría ir a cualquiera de los microbasurales que rodean la ciudad para recoger un poco de cholguán y nylon con la finalidad de hacer un parche provisorio en dicha pandereta. Así también lo expuesto sería equivalente a como si algún “activista social” haya arrojado un piedrazo a su ventanal y usted lejos de preocuparse en repararlo, lo deja quebrado a través del tiempo… ¿qué conclusiones podríamos sacar de la psicología de dicha persona jefe(a) de hogar?

Usted lector podría aducir que es completamente distinto comparar el propio hogar con edificios de la ciudad que no le pertenecen en absoluto y que están fuera de su rango de acción, pero permítame disentir en ese punto, pues la ciudad también es el hogar, compartido con los demás. Por lo demás, cual más cual menos todos tenemos nuestra capacidad de incidencia en el estado de nuestro entorno, ¿de qué forma se preguntará usted? Se me ocurren diversas maneras; por ejemplo reprendiendo a aquel que está botando basura en la calle o pintarrajeando la muralla, así como también enviándole misivas a las autoridades pertinentes o proponiendo acciones en su junta de vecinos. En mi caso, me nace escribir esta humilde nota, a ver si alguien sintoniza conmigo. Las fotos fueron tomadas en un paseo dominical a eso de las 15:00 hrs. dentro del rango de las calles 1 norte a 2 sur, entre la 6 oriente y 2 poniente. Cabe destacar que el único negocio abierto en el cuadrante expuesto, correspondía a un local de máquinas de azar. Aparentemente, este tipo de negocios resultó inmune a las crisis de esta década, ya que al contrario de lo descrito, pululan con absoluta frecuencia en el centro de la ciudad. ¿Será la ciudad una representación de nuestra Salud Mental?

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